A pesar del mal juego de ayer, hoy en plena resaca de la jornada, no se puede negar que lo que verdaderamente te hace feliz es que mi equipo haya ganado, no es que haya cambiado de opinión de lo que vi, que justamente es lo que he escrito en mi particular crónica, pero aunque no se haya jugado bien, la alegría interior no te la quita nadie.
Además cada vez que veo los dos golazos ya por si solo vale lo mismo que una hora de buen futbol. Lo mismo no, vale mucho más.
La verdad es que no es para quejarse de alguien que ha visto a Cantudo, Nadal, Magdaleno o Toedtli pegarse chocazos con los defensas.
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