La segunda jornada de liga del Sevilla nos ha traído una victoria que ya nos coloca bastante bien en la clasificación, todavía anecdótica. Pero también nos ha traído una antigua preocupación que creíamos superada. La fragilidad en defensa. Todos hemos alagado la pretemporada que hemos hechos… el tiki taka, los trofeos ganados, las victorias con los poderosos, etc., pero yo estaba especialmente contento con el comportamiento que había tenido el equipo defensivamente, y más teniendo en cuenta que casi la totalidad de los integrantes de la defensa eran nuevos en nuestra plantilla.
Se había hecho una inversión muy grande en esa parcela, pero era imprescindible hacerlo, y nada hace indicar que no se haya acertado en la elección de los jugadores.
Pero ha llegado la liga, y de momento esto está como el año pasado, esto no quiere decir que vaya a seguir igual, pero ya en el estreno de la competición tuvimos los clásicos fallos que te hacen perder partido, y las dos únicas veces que se acercaron los cántabros, fueron errores muy graves de concentración que nos costaron dos puntos. En la segunda jornada nos han llegado con más frecuencia y los fallos también han aumentado en cantidad, aunque esta vez quizás por el nivel del rival no nos han costado puntos.
Me llama la atención sobre todo el caso de Squillaci, que había sido la piedra angular de la mejoría que tanto anhelábamosnos, liderazgo, expeditivo y sobre todo colocación. Parecía que el problema estaba resuelto con el, pero sus dos pésimos partidos me han descuadrado bastante y reconozco que me he vuelto a preocupar.
