16.3.10

CRÓNICA DE UNA SITUACÍON ANUNCIADA.

El Sevilla tiene según el presidente el mejor equipo de su historia, integrada por veinte internacionales, siete u ocho futuros mundialistas, el actual mejor brasileño de los equipos europeos, un balón de África, y según muchos entrenadores, una de las mejores plantillas de España. Contratados la gran mayoría a golpes de talonario y con unas fichas millonarias.
Así nos lo vendieron, y realmente pudiera ser que nada de eso fuese mentira, de hecho no lo es.
Pero ¿qué vemos?
Vemos partido tras partidos a un equipo de lo más mediocre, devaluado, sin hambre, sin fuerzas, sin alegría y sin saber a qué juegan.
Un equipo que cuando te enfrentas a equipos malos, si ganas normalmente es por los aciertos de Navas, Palop y Luis Fabiano. Si el equipo es bueno, no tienes nada que hacer y si el equipo es de nivel “A” te meten un meneo, te ridiculiza y te quita las ganas de abrir un periódico en una semana.
Vemos también a una afición, desencantada, crispada e impotente.
Impotente porque ve como su equipo del que esperaba que siguiera siendo un ejemplo y que disfrutaría de una época plagada de alegrías, día, tras día, semana tras semana, se da cuenta del declive del equipo, que ve con sus propios ojos sin necesidad de influenciarse por nadie.
La inmensa mayoría de la afición lo lleva advirtiendo desde hace dos temporadas, en los que por unos supuestos objetivos y unos supuestos números, le quieren hacer ver que estamos en el buen camino, cuando la situación es bien distinta.
La situación real es que ni el equipo funciona ni la afición está contenta. O lo que es lo mismo, la afición está descontenta porque el equipo no funciona.
Y para mí hay un culpable.
El que sin duda es el mejor presidente de la historia del Sevilla y al que le debemos mucho todos los sevillistas y que nunca le podremos pagar todo lo que hace por nuestro club.
Se llama José María Del Nido.
Y los motivos como es fácil de suponer no es otro que el hecho de mantener como máximo responsable del equipo desde hace dos temporadas y media, a un pésimo entrenador como Manolo Jiménez.
Del partido de hoy para que comentar nada, solo que en esta ocasión, sabedor de lo que iba a volver a ver, he hecho una buena labor de concienciación y estaba preparado para asumir la desilusión de no estar entre los ocho mejores equipos de Europa. Que está claro que no merecíamos estar.