Mañana llega el tan ansiado partido de los octavos de final de la Champions. Un partido que posiblemente para algunos equipos europeo (no muchos) sería un partido importantísimo, pero para el Sevilla es un partido histórico que siempre perdurará en la memoria de todos los sevillistas, y que por Dios sea recordada como una gran victoria y no como otra espina clavada como la del fatídico 4 de Marzo del 2008.
Hoy evidentemente es un día para olvidar las malas sensaciones que me produjo mi equipo sobre todo en los últimos encuentros, porque la inmensa ilusión por pasar a cuartos de final de la Champions, borra completamente todas las sensaciones negativas que pudiera tener.
Además no hay que olvidar que nos enfrentamos a un equipo que para jugar lo que estamos jugando son asequible, que salimos con un buen resultado y que ya podemos contar con Luis Fabiano, para mi nuestro mejor jugador y más determinante, como bien dicen los números, aunque supongo que no estará al cien por cien de sus posibilidades.
Todo ello me hace ser optimista. Ya vi los papelillos rodeando al Sevilla y al Rey entregarnos la copa de campeón, pero mis ojos nunca vieron al Sevilla en cuartos de final de la Champions league y mañana llegó la hora de verlo.
