14.3.11

DE PASAR VERGUENZA A SENTIRSE ORGULLOSO

Se ha podido ver hoy en el Sánchez Pizjuan, hasta dónde puede llegar a cambiar un equipo cuando las cosas se hacen medianamente bien.

Antes que nada tengo que decir que he salido satisfecho del partido. En el futbol lo que vale son los puntos y hemos ganado uno cuando yo no pensaba ganar ninguno.

Pero eso ha sido al final del partido.

Al finalizar la primera parte, tengo que reconocer que pocas veces me he sentido tan indignado en mi estadio.

Mi equipo, plagado de internacionales con fichas millonarias, dio todo un ejemplo de cómo jugar como un equipito que solo aspira a que no te metan diez.

Miraban y corrían de un lado para otro como corderitos. Todos metidos en su área. Cuando al fin cogían el balón se lo echaban al portero o lo volvían a regalar.

A la sabida superioridad del Barcelona había que añadirle la ineptitud que volvía a demostrar Gregorio Manzano.

Aparte de colocar al equipo colgado del larguero, puso a Capel a pie cambiado, a Navas por la derecha, a Rakitic de segunda punta, dejando a Kanoute en el banquillo.

No puso en el campo a los dos porteros porque no le dejaría Pérez Lasa.

Todo le salió mal.

Fue de VERGÜENZA.

Lo mejor cuando acabó la primera parte, el resultado, pues solo perdíamos de uno.

La segunda parte Manzano empezó a subsanar sus errores. Salió kanoute para tener más presencia no solo arriba, sino en todo el campo. Bajó a Rakitic para aportar trato de balón en la medular y el equipo cambió.

Más aun cuando Navas puso el empate y ya no quedaba nada de la caquita con que se jugó en la primera parte. Y se le plantó cara al Barça, como tenía que ser.

Te podrán meter cuatro porque son los mejores del mundo, pero el Sevilla tiene la obligación de jugar de otra manera y no como lo hizo la primera parte.

La entrada de Perotti y la vuelta de Navas a la derecha todavía mejoró más al equipo. Tanto que hasta se estuvo muy cerca de ganarlo.