Estamos presenciando atónicos, como desde varios frentes, destacando sobre todo el diario de tirada nacional Marca, están lanzando mierda sobre el Sevilla F.C y sobre los sevillanos.
Son muchas las voces que de forma canañesca se han permitido el lujo de atacar sin razón a una institución centenaria como es la de mi equipo. Y más grave aún, incluso reírse de los sevillanos. Son innumerables las mentiras y faltas de respeto que hemos podido leer y escuchar. Todos desde el mismo lugar. Madrid. Por cierto una ciudad que me gusta bastante y donde tengo buenos amigos.
Son muchas las voces, pero lo de estos cuatro periodistas es para exigirles que no bajen de despeñaperros para abajo.
Es asquerosamente repugnante leer a Roberto Palomar mofándose de los sevillanos con una lamentables frase “Quillo noz vamo a quedá zin i a la finá.” Escuchar a Roberto Gómez como nos llama paletos. Leer a Julián Ruiz llamándonos pobres esperpentos y escuchar a Eduardo Inda, bueno no lo pude escuchar completo porque vomitaba.
Hoy he leído un artículo de Jaime Parejo que me parece la mejor manera de contestar a estos que nos han insultado. Merece mucho la pena leerlo.
Copio y Pego de Orgullo de Nervión.
Carta de un paleto sevillano
Lo reconozco, soy un paleto sevillano. Por entender y alabar una campaña tan exitosa y motivadora, como tan lejana del fomento de la agresividad y la violencia que otros pregonan. Paleto por disfrutar de un ambiente de un campo de fútbol de los pocos que se pueden vivir en España y Europa. También, por qué no, paleto por reclamar gol donde creo que ha habido gol, por reclamar tarjetas donde el señor Undiano Mallenco (qué difícil es pitar con esta presión, ¿verdad?) no vio casi ninguna y por reconocer que el Real Madrid fue superior en la segunda parte. De igual manera, lo seré por reclamar que Lass no debía seguir en el partido en la primera mitad. En esto Mourinho también debe ser un paleto, porque quitó del campo al francés antes de que el árbitro se viera ultra exigido a sacarle la segunda amarilla.
Insisto en la idea, y a colación con ese excelso entrenador llamado José Mourinho, de que soy un paleto. Y lo soy porque critico lo que veo mal del equipo al que analizo cada día, alabo lo que hace bien, y arremeto contra aquello que me parece injusto a todas luces. Soy ese paleto que solo sabe de charanga y pandereta, de fiesta y no trabajar, y de aplaudir a los vividores y a Belén Esteban que, por cierto, es capitalina, por lo que no será paleta entonces. Mientras, ustedes, desde su atalaya capitalina, miran por encima del hombro a estos pobres paletos del sur, aspirantes (y en muchos casos últimamente, conquistadores) a lo que las dos grandes potencias de nuestro fútbol no quieren dejar ni las migajas. Se afanan en defender lo indefendible del entrenador portugués que tira la piedra y esconde la mano, porque ÉL, Dios donde los haya, no es violento, ni paleto.
Termino, como humilde paleto, deseándoles con mi más sincero pesar todos los éxitos personales que ustedes nos desechan. Y, por favor, señores Gómez, Palomar, Ruiz y todos los de su calaña, no vengan a la Feria, los toros o la Semana Santa, no se vayan a mezclar con estos humildes catetillos que, aunque lo piensen, no serán violentos con ustedes, simplemente no quieren molestar su señorío.
Sin más, se despide ‘este umirde zevillano, paleto, y a musha onrra