Tarde de nervios la que hemos pasado hoy, eso sí con un final feliz, felicísimo diría yo, si ganar es una alegría, ganar en el Bernabéu es la leche.
El Sevilla hoy ha enseñado sus dos caras, en la primera parte la que tiene escondida toda la temporada, la de un equipo que sabe jugar al futbol, buscando los espacios sin recurrir al pelotazo, abriendo a las bandas y teniendo pegada.
El gol tempranero que marcamos pudo tener algo que ver en la mejoría, nos ayudó a creer que teníamos muchas posibilidades de ganar, sabiamos que el Madrid no estaba bien y con el resultado en contra nos facilitarian las cosas, ya que también perderían confianza y apoyo de su afición.
El empate de Raúl, fue un espejismo, pues el Sevilla jugaba a sus anchas y aprovechó la patética defensa del Madrid para endosarle un uno a tres en los primeros cuarenta y cinco minutos.
Esto ocurrió jugando bien. Uno a tres.
La segunda parte cambió. Romaric que había jugado unos esplendidos cuarenta y cinco minutos desaparece por completo, debería de haber sido sustituido antes. Se pierde frescura y aparecen los miedos.
Se estaba jugando mal y a falta de quince minutos ya nos habían empatado, y gracias a Palop y al larguero no se ponen por delante. Cuando peor lo pasábamos y se mascaba la remontada, hubo una jugada clave, un dicen que clarísimo penalti, que yo tengo mis dudas, pues el contacto creo que es muy leve, yo quisiera verlo otra vez, la jugada acaba con un plantillazo y unas acaloradas protesta de Robben, la justa tarjeta amarilla le acarreaba la expulsión, y el Madrid no solo se queda con diez, sino sin su mejor jugador. La expulsión frena las acometidas del Madrid y surgen de nuevo las del Sevilla que enlazaban contras peligrosísimas, en una de ella un centro perfecto de kanoute lo remata Renato y cuarto gol del Sevilla, que nos da tres valiosísimos puntos y una inmensa alegría.
Lo dicho, jugando al futbol hay mucha más posibilidades de ganar que jugando al pelotazo, sobre todo cuando se sabe hacerlo.
Individualmente Palop estuvo extraordinario, (hizo la mejor parada que he visto nunca) al igual que Kanoute que realizó un partidazo. También estuvieron muy bien Squillaci, Navas y Renato, y la primera parte de Romaric hasta que le dejaron las fuerzas, que por cierto fue demasiado pronto.
Ahora tenemos la posibilidad de acabar el temido Tourmalet en segunda posición.
lunes 7 de diciembre del 2008
Hoy como se preveía nos hemos levantado con el clamor de los medios de comunicación de la capital en cuanto al arbitraje de ayer, la unanimidad es que quien ganó al Madrid no fue otro que González Vázquez, y que fue un autentico robo.
A mí personalmente me hubiera gustado que fuese así, solo hay una manera de estar más contento por ganarle al Madrid, es robándole en su propia casa, por devolverle una pequeña porción de lo que ellos nos han robado a nosotros.
Pero por desgracia no ha sido así.
El Sevilla no solo ha ganado justamente, sino no que lo ha hecho sin ayudas arbitrales.
Nunca me he caracterizado por no reconocer cuando nos han beneficiado, no he tenido inconvenientes, pero ayer no hubo tal robo.
He visto las jugadas conflictivas en videos, donde se puede paralizar las imágenes y he podido comprobar que los periodistas que hablan de robo son unos mentirosos.
El gol de Adriano es legal. Kanoute no solo no toca el balón en última instancia (es Salgado), sino que está en posición correcta.
Que la falta de Romaric a Sergio Ramos que precede al gol de Raúl, no existe.
Que en el gol de Romaric, Kanoute no hace falta a Cannavaro, es el jugador italiano quien modifica su posición para chocar con Kanoute que buscaba el remate.
La jugada del supuesto penalti de Higuain es un piscinazo de libro, y quien diga lo contrario después de ver las imágenes miente o tiene doce dioptrías en cada ojo. Se le perdonó la tarjeta incomprensiblemente.
La jugada donde posiblemente pudieran tener razón, es la de Palop con Higuain, existe un leve agarrón, pero la jugada debería de estar anulada por una mano intencionada de Raúl, que por cierto el reglamento tipifica con tarjeta y no es la única acción que el capitán madridista se mereció ser a molestado.
Lo mismo que se le perdona la expulsión a Squillaci, también Marcelo debió ser expulsado.
Con la diferencia de que a Squillaci no lo vieron y a Marcelo sí.
Aparte de que a mí me parecieron muy rigurosas todas las tarjetas amarillas al Sevilla.
Por desgracia no hubo robo, otra vez será.