
La segunda parte, como era lógico no tuvo la intensidad de la primera, pero se hicieron bien las cosas, reservamos a jugadores, y metimos dos goles más, y enlazamos muchas jugadas de categoría dejando a nuestro rival humillados y con una manita de goles, que si Maresca , Kanoute o De Mul hubieran estado acertado de cara al gol, se llevan las dos manos. En definitiva que he visto (en TV, estoy arrepentido) uno de los mejores partidos del Sevilla, por cierto, con Manolo Jiménez en el banquillo, que si hay que criticarlo se critica, pero tan bien es justo alabarlo cuando se hacen las cosas como hoy, y hoy se han hechos las cosas perfectas.
Regalos como este se nos quedaran en la retina muchos años.
ME GUSTARON: Alves, impresionante, sin duda uno de los mejores jugadores del mundo, otro espectacular partido, visto que el Zaragoza no llegaba, se dedicó solo a atacar, y los contrarios no sabían como pararlo.
Adriano, puede que hayamos perdido uno de los mejores interiores de la liga, pero no teníamos lateral, y hoy lo tenemos de primer nivel. Volverá a la selección.
Navas, partidazo, junto con Alves forman la mejor banda derecha de Europa.
Keita, partidazo y golazo.
Maresca, el mejor partido que yo le he visto desde que está en el Sevilla, ha estado de maestro, lleva dos partidos extraordinario, (le he dado suerte)
Capel, en su línea, que no es poco, volvió a echar a otro con su futbol de desborde, (creo que pronto cogerá mala fama).
Kanoute, muy bien, peligroso, trabajando y aportando calidad al juego.
Luis Fabiano, ahora mismo el mejor delantero del mundo. Su partido para quitarse el sombrero, como ha hecho el gordito de Andrés Montes.
NO ME GUSTARON: Mosquera, no me creo que juegue en este equipo, le llegó dos veces el Zaragoza, y lo desbordaron con facilidad, en banda derecha y en una jugada por la izquierda de Milito que se descoloca el solo, y crea la única oportunidad del Zaragoza, en el cuarto gol del Sevilla le da un pase buenísimo a Luis Fabiano. (me acordé del gol de Olías al Sevilla).
Y no haberles metido ocho, y a sí, nos hubiéramos vengado de una dolorosa derrota, que a mi no se me olvida, aunque haya pasado veinte años.