El partido tuvo dos versiones distintas, la primera parte es la mejor versión que se puede encontrar para definir el futbol de mentira.De mentira y lo que es peor, tener todas las papeletas para perder un partido.
Manzano volvió a dar muestra de que aparte de la intensidad que pueda tener su plantilla, él es también responsable directo de la mala situación. Todos los palos no van a ser para los jugadores, para Del Nido y Monchi.
El jienense opto por un tiki taca estéril, futbol horizontal, sin profundidad, ni velocidad. Cuentocampismo. Los jugadores más adelantados del Sevilla veían la portería rival a 30 metros. La sensación de poder hacer daño y marcar era casi nula.
Por otro lado, para ponerle la guinda al planteamiento empleado por Manzano, colocó la defensa casi en el medio campo, dejándole al Villarreal unos espacios con los que no soñaban.
Espacios que aprovecharon para jugar a la contra y que las únicas ocasiones que se vieron en estos 45 minutos fueron todas del equipo de Castellón.
En definitiva nula presencia arriba y muchos riesgos atrás.
Planteamiento para perder un partido si o si.
La segunda parte fue distinta, se jugó gran parte de ella con un jugador referencia arriba, se mejoró la transición de balón en cuanto verticalidad e intensidad y el Villarreal se transformó en un equipo vulgar. Aun así le bastaron para ganar.
Si, pudimos empatar, de hecho con una sola repetición me atrevería a decir que nos han anulado dos goles legales. Pero sigo pensando que Gregorio Manzano se ha vuelto a equivocar gravemente.
Cuarta derrota consecutiva. A diez puntos del objetivo. Eso es lo que cuenta.
