30.8.13

GOLEADA CON MUCHOS PROBLEMAS POR RESOLVER

El Sevilla vuelve a disputar otra fase de grupos en la Europa ligue merced a solventar la segunda previa con otra escandalosa goleadas de 9 a 1. Pero vamos con el partido.
El partido claramente tiene dos fases bien distintas. Durante la primera media hora el rival plantó cara,  merced a que de nuevo los rivales se emplean con más intensidad que el Sevilla. Defecto ya crónico en las últimas temporadas.
Eso unido a varios regalos de nuestros jugadores (ahora no estaba Fazio) dio como resultado una imagen lamentable. Paradójicamente fue también el momento de acabar con el partido con dos goles que dejaron al rival totalmente noqueado.
Durante ese espacio de tiempo donde hubo partido,  había jugadores que mantuvieron un buen nivel, caso de Beto, Cala, Navarro, Moreno, Rabello o Jairo. Y sobre todo Rakitic.
Pero a la vez nos volvimos a encontrar con que Vitolo vuelve a tirar la camiseta de titular.
El Canario sigue mostrando una apatía que no va en consonancia con el futbol de élite.
Nos encontramos también con un Figueira digno del peor Coke.  Y sobre todo un Iborra horroroso. Lento de movimientos, descolocado y poniendo en peligro su propia portería cada vez que tocaba el balón.
Como resultado de lo bueno y lo malo de esa media hora, es que se apuntilló al rival mientras se hacía un mal partido.
Luego vino la pachanguita.
El rival, que tapaba sus muchas carencias a costa de garra e intensidad, vio que a pesar del esfuerzo había una eliminatoria que ya estaba con un  6 a 1 en contra y tiró definitivamente la toalla. Entonces ya brillaron todos. Ya Figueira se salía, Iborra era el dueño del centro del campo, Vitolo apareció por el partido y los pequeños hacían diabluras.
No exagero si digo que se pudieron llevar cuatro o cinco goles más si se culminan las innumerables llegadas con peligros que se creaban una tras otra.
Y cuando no las creaban ellos te la regalaban.
Lo dicho, una pachanguita con 45.000 personas en el estadio que pudo acabar con una goleada de Guinnes.
En definitiva que cada uno vea el vaso como quiera. Esperanzas en el equipo sí, pero de momento con preocupación.

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