El Sevilla casi ha sentenciado la
eliminatoria en un partido horrible hasta que los polacos se quedaron con diez,
que unido al agobiante calor que hacia en el estadio jugaron prácticamente entregados
durante los restantes 40 minutos. Echo que pudo aprovechar el Sevilla para arreglar
una eliminatoria que tenía tintes de desastre.
Pronto se pudo comprobar que los polacos tenían jugadores
con chispa. Jugaban con desparpajo y muy valientes. A priori esta apuesta arriesgada
beneficiaba al Sevilla que con su esplendida segunda línea podían encontrar
espacios que pudieran desequilibrar el partido. Pero la valentía de los polacos
tuvo premio con un gol al cuarto de hora de partido y a partir de ahí, con un Sevilla
desajustado, tremendamente fallón y con una defensa de verbena hizo que la
eliminatoria no se perdiera de autentico milagro.
Más que de milagro, por la soberbia actuación de Beto que salvó
la eliminatoria arreglando varios regalos de sus compañeros.
Se fallaron goles en las dos porterías y acabó la primera
parte con empate.
En la segunda parte con la expulsión
a los diez minutos de un jugador polaco cambio el panorama.
Markos Marin apodado "el enano mágico" sacó su varita y se propuso arreglar la
eliminatoria, algo que consiguió como hubiera echo el mismísimo Messi.
El jugador alemán marco dos goles e hizo diabluras en la
media punta, y provocó que los polacos entregaran prácticamente la eliminatoria
encajando tres goles más.
Individualmente Marin y Beto fueron los más destacados.
Aunque Rabello y Rakitic también hicieron un buen partido.