Bueno, no he ido al futbol. Tengo motivos.
Empecé a verlo en mi ordenador cuando se llevaban 18 minutos
de la primera parte.
Me encontré la alegría del gol en el marcador. Pero esa alegría
tras el discurrir de los minutos se me fue diluyendo hasta caer en la desesperación.
Y es que los minutos que vi hasta el final de la primera
parte fui testigo de ver al equipo con menos argumentos colectivo e individual
que he visto en mucho tiempo.
Ni una jugada, ni idea que hacer con el balón, descolocados,
con una defensa de pena, sin nivel. Como me temía Luna a pie cambiado era igual
que Coke. Lo único que tenía era un gol a favor, y cuando a punto de finalizar la primera parte también se
esfumó, lo vi claramente todo perdido.
En el futbol cada vez hay menos milagro, y viendo esos 25
minutos, (que no sé si fueron los mejores o los peores) era imposible ganar a
nadie.
No vi más. Ya no hacía falta.
Y como el partido era vital para conseguir una clasificación
para Europa y además el rival era el Betis, empecé a similar lo que estaba
seguro que llegaría.
El final de una temporada de la manera más cruel.
Y visto cuando fue el gol del Betis, vaya si fue cruel.
Ahora después de la confirmación de mis temores, por ser
esperado ya llevo algo ganado (me refiero a la asimilación) pero es duro. Muy
duro.