Se ha perdido como era lo más normal, pero la jornada con la derrota del Mallorca se puede considerar muy buena, y no es más buena aun por la torpeza de algunos jugadores que no han sido nada inteligente cuando al cuarto de hora ya estaba el partido perdido y se debía de haber pensado más en las dos finales que aun nos quedan.
Para la final de Almería son bajas seguras, Konko, Fazio, Zokora y Adriano, que con el nivel de sus sustitutos naturales y sin recambio para Adriano, hace que el equipo baje de nivel para Almería al menos dos escalones. Y no ha sido peor porque Undiano ha perdonado la expulsión a Luis Fabiano.
Eso y la actuación del árbitro, me ha sacado de mis casillas.
Siempre he pensado que un árbitro aun con el reglamento en la mano puede hundir a un equipo si quiere, y eso es lo que ha hecho hoy Undiano con el Sevilla.
No he visto el primer gol por televisión pero el hecho de que gente que si lo han visto digan que no es fuera de juego, y otros que estaba en línea, una jugada nada más comenzar el partido y siendo tan difícil de acertar podía no haberlo dado por válido. Pero ya se sabe que ante la duda pues a favor del Barça, como si ellos lo necesitaran.
Al igual que la rigurosa expulsión de Konko quedando tanto tiempo por delante y con cero a dos en el marcador con el Barcelona casi humillándote.
Posiblemente con el reglamento en mano las decisiones sean correctas, pero aunque parezca una contradicción, para mí son dos cabronadas que se las podía haber ahorrado y que pensé que nos iba a costar una goleada de época, que nos hubiera hecho mucho daño ante lo que nos espera. Cosa que menos mal no ocurrió.
El partido en si durante setenta minutos ha sido un paseo del Barça, que unido a su superioridad y a esas dos decisiones, fue un milagro que no nos golearan.
Pienso que el Sevilla no afrontó bien el partido, ni tácticamente ni mentalmente. Tácticamente se debió reforzar mas el centro del campo ante el poderío en esa zona del Barcelona y mentalmente tampoco se afrontó el partido como requería un equipo de champions. Salió con demasiado miedo y con claro sentido de inferioridad.
Pero posiblemente si esas decisiones arbitrales hubieran sido distintas quizás estaríamos hablando de otro partido muy diferente.
A partir del minuto veinte y ya con el partido perdido había que saber lo que más nos convenía.
Nuestro partido lo jugaba el Depor y el Sevilla solo debía pensar en no salir goleado y no hacer nada que pusiera en peligro el concurso de futbolistas importantes para las dos finales que nos quedan. Cosa que tampoco se hizo.
Al final con los dos goles del Sevilla en cinco minutos, que puso muy nervioso al Barcelona por cierto, pudiera parecer otra cosa, pero la realidad es que en víspera del partido en que nos lo jugamos todo, salimos con dos jugadores importantes lesionados, dos sancionados y no nos metieron un saco de milagro.
Pero la victoria del Depor lo tapa todo.