Gregorio Manzano ha dado hoy un recital de cómo destrozar un equipo de futbol. Ni siquiera el hecho de ser un pésimo entrenador es justificación para montar semejante estropicio.
Contábamos que las bajas de Navas, Perotti y Kanoute, era un gran contratiempo (El Getafe tenía incluso más bajas) pero al final el gran problema era quien tenía que darle solución al problema.
La alineación de Jiménez en aquel derbi era una obra maestra al lado de las soluciones que ha aportado hoy Manzano. La defensa de cuatro la ha convertido en tres centrales. Alexis, Fazio y Navarro. Alexis demostrando una vez más que con él en el campo es derrota segura y Navarro ha dado pena verle sin tener ni idea donde estaba jugando. Cáceres y Dabo hacían las labores de falsos extremos. En el caso del francés la cosa parece de chiste. Medel Y Rakitic de medios centros. Renato no sé donde ha jugado, ni tampoco Rodri y creo que Negredo era el supuesto segundo delantero. Creo que el sistema era algo así como un 3-3-2-2.
Os juro que estoy escribiendo esto sin saber el resultado final aunque sé que el partido ha acabado. Es lo que me pide el cuerpo, expulsar mi indignación después de haber visto la peor primera parte de mi equipo que yo recuerde.
Mi decisión de no aguantar más, fue cuando vi salir a los mismos jugadores en la segunda parte. El mismo sistema. Estaba claro, a Gregorio Manzano le había gustado lo que había visto.
No importaba que no se hubiera tirado ni una sola vez a la portería contaría. Ni importaba que los jugadores no supiesen ni donde estaban, Alexis, Navarro, Dabo, Renato, Rodri o Negredo estaban perdidos, pero que muy perdido. Pero a Manzano le había gustado la primera parte. El mismo sistema y los mismos jugadores.
Solo con la única diferencia, que un indignado sevillista no podía ver más como un entrenador le podía hacer tanto daño a su equipo y tocó la retirada. La temporada que viene los buchitos de agua léntamente los va a dar en otra sala de prensa.
