Perder en Valencia no es lo peor de esta primera vuelta desastrosa.
Pero la paupérrima cantidad de puntos conseguido en la primera parte de la liga
hace que cada derrota nos preocupemos más de lo que ya estamos. Y sobre todo
por las sensaciones que ofrece el equipo últimamente.
No me ha gustado nada mi equipo hoy. No me valen las pocas ocasiones
que nos han creado los valencianista. La realidad es que el Sevilla nunca ha
dado ni el más mínimo motivo para creer que se podía traer algo positivo del
partido de hoy. Para ganar en Valencia hay que poner en el campo algo más que once
jugadores guardando la posición, con poco ritmo y con un futbol previsible e insulso.
Jugar hoy en la posición de Negredo ha tenido que ser frustrante.
Creo recordar que el Sevilla ha creado una solo ocasión de gol y algún que otro
remate aislado.
Al entrenador había que decirle que para que un equipo
funcione no basta con poner lo mejor que tiene.
El futbol tiene muchas variantes y muchas formas de afrontar
los partidos y Michel no da con la tecla para sacar más productividad a una
plantilla que se minimiza cada jornada que pasa.
El Sevilla para perder un partido solo necesita que el rival
se ponga por delante. Y teniendo en cuenta lo poco que hace el Sevilla para ponerse él,
la lógica te dices que acabaran marcando y perderás el partido.
El equipo mentalmente es una castaña. No tiene capacidad de reacción
ninguna. No creen ni en ellos mismos.
Y el entrenador siempre saca su peor versión cuando
justamente mas se necesita la mano de un buen técnico.
El cambio de Cicinho es una chorrada. Existían muchísimas variantes
si se pretendía ser más ofensivos. Y la mayoría
pasaban por prescindir de uno de los dos medios centros defensivos, que a todas
luces debió ser el sobrevalorado Medel.
Ahora Michel como ya sucediera el partido contra el Mallorca
se la vuelve a jugar en Zaragoza.
Un mal resultado traerías consecuencias
drásticas en el club.