En el día de ayer pude comprobar unos de los más desaguisados
sistemas de juegos provocado por un entrenador de futbol.
Todavía no entiendo como un entrenador con una trayectoria tan importante, que se la ha labrado desde abajo, pudiera plantear un partido donde todas las decisiones apuntaban a un suicidio.
Todavía no entiendo como un entrenador con una trayectoria tan importante, que se la ha labrado desde abajo, pudiera plantear un partido donde todas las decisiones apuntaban a un suicidio.
Todo es consecuencia de un modelo equivocado que va camino
de llevarnos a la primera gran crisis deportiva de la temporada. Y es que
Emery, entrenador que siempre ha basado su éxito en un equipo trabajado desde
la defensa sin correr muchos riesgos, ha decido que su Sevilla sea un torrente
de futbol ofensivo, donde desde todas las líneas tengan la mirada fija en la portería
contraria.
En el partido que nos ocupa, por ejemplo, nos podemos encontrar con dos
laterales subiendo la banda continuamente. En el caso de Coke provocando
siempre un agujero enorme.
Decidió jugar con un solo centrocampista defensivo, que por
cierto llevaba dos entrenamientos.
Y le acompañaron tres jugadores claramente de corte
ofensivo, donde Rabello y Perotti no aportan ni presión, ni robo de balón, ni
coberturas a los laterales.
Si no le parecía demasiados riesgos le puso la guinda la decisión
del sustituto de Marin por otro delantero más, para que defensivamente el
equipo fuera más frágil de lo que ya era.
Evidentemente, como no podía ser de otra manera, cada vez
que el Málaga atacaba le aparecían huecos por todos lados, siendo un autentico
milagro que no se perdiera el partido.
Creo que a pocos entrenadores profesionales les vi plantear
un partido tan pésimamente como hizo Emery ante el Málaga.
Y para colmo hoy escucho que este modelo es innegociable.