El Sevilla ha experimentado un cambio sustancial en la
manera de afrontar estos dos últimos y decisivos partidos y el resultado no ha
podido ser más desastroso.
Los que seguimos al Sevilla sabemos que los buenos
resultados hasta ahora se habían fraguado sobre todo en el sistema defensivo.
El Sevilla generaba poco futbol pero sus rivales se las pasaban canutas no solo
para hacerles un gol, sino incluso para crearles ocasiones. De echo se ha
batido el record de minutos imbatido.
En estos dos últimos partidos a pesar de que se jugaba fuera
de casa, el Sevilla sorprendentemente ha cogió la iniciativa del juego,
cambiando por completo su táctica habitual. Algo que antes ni con rivales inferiores
había echo.
Solo hay que ver los porcentajes en la posesión de balón en
ambos partidos. Muy superiores a sus rivales.
Eso nos ha llevado a que nuestro temido contragolpe ha
desaparecido y lo peor, nos han cocido a contras.
El resultado en ambos partido ha sido el mismo. Dos goleadas.
Ya sabemos que lo de no cambiar si algo funciona no es
precisamente una norma que lleve Emery a
rajatabla como ya ha demostrado en más ocasiones.
Tanto Espanyol como Valencia solo tuvieron que esperar
ordenados atrás los fallos que se producían en las entregas para jugar a la
contra y ganar cómodamente los dos partidos.
Repito, dos partidos decisivos.
Para colmo esa nueva manera de afrontar los partidos se hace
con Diogo y Coke de laterales, con lo que la probabilidad de que salga bien eran
nulas.
Si estando arropados atrás son unos verdaderos coladeros,
imaginen jugando con riesgos.
Lo cierto es que en poco más de tres días se ha perdido
mucho de lo conseguido, si es que antes habíamos conseguido algo.
Queda todavía mucho y para afrontar lo que queda es necesario no volver hace el canelo y buscar la solvencia atrás con intensidad y buscando el contragolpe y la
efectividad arriba, que es lo que nos ha llevado a ganar muchos partidos.
¡Ah! Y que vuelva pronto TremoulinasPUBLICADO EN ABC DE SEVILLA