No ha comenzado nada bien el Sevilla. La tarde ya empezó a
torcerse porque un inepto pensó que si un socio tarda siete minutos en entrar
llegando quince minutos antes. Pues ahora si llega a la misma hora lo voy a
tener cuarenta minutos esperando. Y así ya entra cabreado.
El partido inaugurar de la liga resultó decepcionante. De
momento se confirma lo que me temía. Un equipo el de esta temporada bastante
inferior al de la pasada. A pesar de la mala imagen se ganaba a falta de un par de
minutos jugando con un jugador más, aunque en la práctica parecía que el que
jugábamos en inferioridad éramos nosotros.
El gol del empate se vio venir desde la expulsión del
jugador valencianista, con lo que tuve tiempo de asimilarlo. Parece mentira
pero la situación del partido empeoró con la expulsión de un contrario.
A falta
de un par de minutos se consumó el justo empate. Fue muy deprimente ver el
equipo durante los últimos veinte minutos de partido arrastrándose por el campo
con un jugador más.
Tuvo mucho que ver la baja forma mostrada por muchos jugadores. A mediados de la segunda parte Iborra no
podía más, se agachaba cada tres minutos hasta que ya no pudo ni mantenerse en
pie. Luego apareció por el terreno de
juego Banega en un estado lamentable que me recordó a Romaric o a Rusescu.
Parece que Monchi siempre nos tiene que traer un gordo. Vitolo desapareció
durante la última media hora. Denis Suarez pedía un cambio a voces que no se le
pudo conceder, al igual que Bacca que no podía con las calzonas. Con este
panorama parecía que el Valencia era el que jugaba con uno más.
Luego estaba el portero Barbosa. Que iba de tranquilo y lo único
que trasmitía era pánico.
De los demás jugadores que no he mencionado pocos se salvan,
porque el Sevilla jugó en conjunto un pésimo partido.