Que juegues un buen partido, que el rival no juegue a su
nivel habitual, que aciertes en las opciones que se te presentan, que no te
perjudiquen los árbitros y que la suerte no te dé la espalda.
Pues la cosa pintaba bien, porque las dos primeras circunstancias
(las más difíciles de dar) se daban. Además con el resultado a favor. Pero para
ganarle al Barça tienen que darse todas, y las tres siguiente fallaron.
Sobre todo con la que respecta al arbitraje, con lo que no
se puede luchar y que convierte al futbol español en una farsa.
Ocasión clarísima fallada por Rakitic, remate de gol que al
final da en el poste y los árbitros que debieron de dejar al Barcelona con diez y concediron el gol del empate cuando la
jugada es claramente ilegal.
Para colmo una de las poquísimas ocasiones que te crean
acaba en gol a poco del final de la primera parte
Con lo cual, aunque
quedaba todavía medio partido, el momento del Sevilla ya había pasado
y el partido ya tenía ganador.
Lo que ocurrió después me interesa bien poco, solo lo que
pudiera afectar al próximo y vital partido.