El partido debido a las tres bajas de jugadores importantes era
una prueba tanto para el equipo, como para los jugadores que iban a tener su
oportunidad y sobre todo para Michel, para saber cómo solventaba estos contratiempos.
Y no tuvimos que esperar mucho tiempo para comprobar que el
primero que no pasó la prueba fue Michel.
Los sustitutos de Medel y Trochowsky (Campaña y Kondogbia) entraban dentro de lo normal, y su rendimiento
no ha pasado de ser discreto, como la mayoría de sus compañero, pero el equipo lo
que acusó una barbaridad fue la apuesta de Babá justo detrás de Negredo.
El Sevilla debido a esa desacertada decisión, jugó toda la primera parte con un jugador menos.
Y más responsable que el senegalés (que es un jugador de desmarque y remate) lo
es Michel, que dio el primer paso para que la noche resultara una decepción
sevillista.
Cierto es que ni Reyes ni Del Moral han dado motivos para
confiar mucho en ellos, pero de todas las opciones que tenía, eligió sin duda
la peor.
Punto negativo para nuestro entrenador.
Para intentar remediar su error, Babá se quedó en la caseta
en el descanso y Michel se decantó por otra opción. La segunda más mala de las
que podía disponer. La de Reyes. Pronto se comprobó que el utrerano está para
jugar partidos de solteros contra casados.
Al final la baja de Rakitic fue la más importante de las
tres.
El equipo evidentemente no fue tan solvente como en estos últimos
partidos. Maduro sufrió más para guardar la posición y aparecieron fisuras que
pusieron a prueba a los centrales, que todo fue bajar las prestaciones de los
medios centros, para que tanto Spahic como Botia también lo hicieran.
A pesar de no estar haciendo un buen partido, el resultado no
parecía correr peligro, hasta la estúpida jugada del penalti por evitar un
balonazo en la cara (nueva norma absurda).
Según transcurría el partido, se puede considerar que esa
jugada marcó el resultado final.
Con el resultado en contra el Sevilla hizo sus mejores
momentos. Campaña salió del letargo de la primera parte y también Del Moral le
dio profundidad al ataque.
No era el futbol que se esperaba del equipo pero lo
suficiente para merecerse el empate. Pero el reloj corría y no llegaba el
ansiado gol.
Michel sacó del campo a Campaña cuando más entonado estaba. Y
a falta de cinco minutos, un acierto de los delanteros vigueses dieron por
finiquitado el partido y se consumió la segunda derrota consecutiva que traerá un
largo periodo de debates hasta el próximo partido dentro de diecisiete días.
Hasta entonces para mí el futbol no existe.