No pudo ser. No pudimos ver al Sevilla en la décima jornada como líder en solitario,
algo que evidentemente iba a ser efímero pero también es cierto que era una
situación nueva para los sevillista que posiblemente nunca tengamos ocasión de
verlo. O sí quien sabe.
La posibilidad estaba ahí, pero no era nada fácil. Una
visita a San Mames no es la salida más propicia para conseguir los tres puntos
que se necesitaba. Aunque cierto es que el Athletic no pasa por su mejor momento,
no es menos cierto que sigue teniendo un buen equipo que al final luchará por los
puestos europeos.
El Sevilla no jugó un gran partido pero tampoco tengo la
impresión que no estuviera a la altura.
Cierto que no creó muchas ocasiones de gol, y cuando las
creó el linier las abortó anulando dos jugadas legales, parece que el precioso estadio bilbaíno le
impuso demasiado al trío arbitral.
El hecho es que no creamos ocasiones pero tampoco nos la creaban. El motivo principal ponernos muy pronto por detrás en el marcados, lo que posibilitó que el rival y más con el respeto que nos tenía, defendieran el resultado acumulando gente en su propio campo con lo que de momento las contras sevillistas que tan buen resultado nos dan nunca aparecieron, con lo que la mayoría de los ataques sevillista eran muy estático y previsibles, facilitando las tareas defensivas del rival. Ni siquiera el balón parado era una buena opción ya que durante gran parte del partido nuestros mejores jugadores en el juego aéreo no estaban en el campo y el rival no es ni mucho menos de los más vulnerables en ese aspecto del juego.
El hecho es que no creamos ocasiones pero tampoco nos la creaban. El motivo principal ponernos muy pronto por detrás en el marcados, lo que posibilitó que el rival y más con el respeto que nos tenía, defendieran el resultado acumulando gente en su propio campo con lo que de momento las contras sevillistas que tan buen resultado nos dan nunca aparecieron, con lo que la mayoría de los ataques sevillista eran muy estático y previsibles, facilitando las tareas defensivas del rival. Ni siquiera el balón parado era una buena opción ya que durante gran parte del partido nuestros mejores jugadores en el juego aéreo no estaban en el campo y el rival no es ni mucho menos de los más vulnerables en ese aspecto del juego.
Fue una pena porque el Sevilla empezó muy bien, incluso me sorprendió
el buen trato de balón que ofrecía, algo que no es su seña de identidad ni
mucho menos, pero llegó el gol de Aduriz y lo cambió todo. El Athletic supo leer la situación y el Sevilla
no tuvo la capacidad suficiente para superar la defensa vasca.
Esta derrota evita la clasificación irreal que sería liderar
la liga delante de Madrid y Barcelona y nos coloca en nuestra verdadera lucha.
Donde ahí si tenemos mucho que decir y tenemos todas las opciones del mundo
para conseguir nuestro objetivo.