Como ya todo el mundo sabe a Marcelino lo han echado. Más bien se echó el solo cuando decidió después de perder seis partidos seguidos, regalarle el partido al Villarreal durante el descanso del mismo.
Sinceramente no se me apetece comentar nada de ese tema. Marcelino es pasado.
Ahora solo me preocupa el presente y el futuro.
Cada uno puede mirar para donde cree que tenga que mirar.
Y poder pensar en la siguiente temporada si quiere.
Pero mientras queden tantos puntos por disputar y la Europa ligue esté a cuatro y la previa de champions a seis. No pienso en otra cosa, de que hay tiempo y plantilla para conseguir al menos la más factible.
De hecho hoy pienso que al menos la Europa ligue se conseguirá.
Pero el motivo de escribir este post, es que se da como casi seguro a Michel como el nuevo entrenador del Sevilla.
Yo no soy como los lumbreras de As que publicaron una encuesta de preferencias de la afición sevillista, resultando que éramos todos casi madridistas y del Valencia.
Yo si conozco a la afición sevillista. Soy uno de ellos. Y llevo compartiendo con ella toda clase de alegrías, disgustos, debates, malas y buenas épocas, durante más de cuarenta años.
Y como los conozco, me temo que Michel a la mayoría no le cae nada bien.
Y eso permite menos paciencia y en muchos casos, menos objetividad para enjuiciarlo.
No se los motivos. Si es por ser guapo y elegante, por ser madridista, por tocarle los huevos a Valderrama, por ser amigo de Gordillo o por agallarse en una barrera que nos costó una eliminación de España en un mundial.
No lo sé.
Pero si sé que no es santo de devoción de esta afición.
Yo solo espero que esta apreciación mía no perjudique al equipo (si al final viene).
Y que en al menos en principio, tenga el apoyo de todos.
Luego, como a todos, que sus resultados determinen la opinión de la afición.
