Por lo oído y leído hoy parece que es un día propicio para
dar palos al Sevilla pero yo al menos no se los voy a dar, sencillamente porque
no creo que los merezca.
No salí del estadio nada descontento con el juego del equipo.
No recuerdo un rival que se pase el partido sin tirar un solo tiro a puerta, ni
dentro, ni a cinco metros de la portería.
Hoy si Sergio Rico sale con los ojos vendados hubiera dado
lo mismo. Ya quisiera que eso pasara más veces.
El Sevilla estaba siendo mucho mejor que el Valencia antes
de la justa expulsión de Cancelo. Después también lo fue, con golazo incluido. Y a falta de diez
minutos otra justa expulsión de Javi Fuego dejó el partido sentenciado.
Es cierto que debió marcar un segundo gol para no arriesgar
el resultado. Pudo ser mediante un penalti claro por manos si el árbitro lo
hubiera señalado, o por haber apretado al rival cuando estaba noqueado.
Pero el Sevilla decidió no exponer los tres puntos y dejó pasar los minutos sin
que pasara nada, algo que hizo enfadar a la mayoría del sevillismo y que hizo
que mucha gente se fuera con mal sabor de boca, sobre todo porque la única opción
que se le dio al rival fue una falta en la última jugada.
Yo tengo una lectura del partido positiva.
Como ha trascurrido el mismo las posibilidades de ganarlo eran
todas. Y de perderlo casi ninguna, por no decir ninguna.
Yo me apunto a otro partido así.