Crónicas del Sevilla nació para expresarme como sevillista. Es lo que llevo haciendo aquí desde hace siete años.
Ayer, se perdió un partido. Un partido, que para qué negar, es distinto a los demás. Y el sentir de la derrota también lo es.
Como a cualquier sevillista el mal resultado me ha aparcado
la sonrisa por momentos, aunque sin olvidar que solo se trata de un partido de
futbol.
El día se ha presentado para los que nos importa este club, encajando la derrota como uno mejor puede.
Una derrota que también ha servido para que volvieran banderas
de un “supuesto centenario” por balcones de Sevilla, escuchar explosión de júbilo
en forma de cohetes y conocer la gran afición al fútbol de gente que hasta ayer parecía que lo tenia en secreto.
Hechos a las que no
tengo nada que reprochar pero que solo me reafirma que no me equivoqué al elegir
equipo.
Los míos en su gran mayoría, ven, valoran y reaccionan de manera distinta. Y
yo que me alegro.
No me olvido que el partido forma parte de una eliminatoria
a ciento ochenta minutos, por lo que todavía no ha acabado. Consientes, eso sí,
de la dificultad por el mal resultado cosechado. Pero con la esperanzas de poder revertir la
situación.
Si les creamos siete ocasiones claras de gol jugando tan mal
y ellos tan bien, (con lección táctica de Calderón incluida). Amenos que
juguemos bien, quiere decir que como poder, se puede. Otras cosas más raras se han visto en el
fútbol, como lo de ayer por ejemplo.
