El equipo, como viene siendo habitual cada vez que visita el
Bernabéu se trajo una goleada para Sevilla.
Y se la volverá a traer la temporada que viene, la otra y la
otra.
Por la idiosincrasia de los métodos de Emery tenia yo la
esperanza de que hoy no ocurriese. Pero mi gozo en un pozo, pues el equipo volvió
a mostrarle al Madrid la cara amable del futbol y le desplegó la mayor de las
alfombras.
No irá cansado el Madrid a jugar su transcendental partido
con el Manchester. El Sevilla ni siquiera le echó el aliento. La agresividad de
Maduro para defender a Ronaldo en la jugada del segundo gol es un ejemplo de
como se defendió cada balón en el partido de hoy.
La posesión de balón que quiso hacer el Sevilla en la
primera parte fue esteril y solo sirvió para que el Madrid jugara como más le
gusta, a la contra.
Aparte de las contras, el Sevilla dejaba a los centrocampistas merengues
que jugaran a placer. La presión no existía y eso que supuestamente Emery había
colocado en el centro del campo a tres centrocampistas de carácter defensivo,
que hoy ni defendieron, ni atacaron.
Con dos ceros y todavía en la primera parte tampoco faltó la mano de
los árbitros con el Madrid, y le perdonó una clarísima expulsión a Arbeloa.
La segunda parte empezó con una Faziada de las más grandes
de la temporada, midiendo mal un pase sin peligro que acabó en el tercer gol. Faltaban
45 minutos y el ridículo ya estaba servido y el motivo a parte de la diferencia
de calidad de los jugadores volvió a estar en volver a extender una nueva
alfombra en el Bernabéu.